15Nov
La Vitrina del Ego — Reflexión desde El Juego Mental del Terapeuta
Hay quienes acumulan diplomas. Cuelgan títulos. Publican frases que suenan bien. Llenan su perfil con palabras que imponen: doctor, máster, terapeuta, supervisor clínico, autor. Y sin embargo, a la hora de mirar a los ojos, de escuchar de verdad, de sostener con respeto la vulnerabilidad ajena… fallan.
Este blog nace como una reflexión a partir del libro El Juego Mental del Terapeuta, un texto que no busca atacar la profesión, sino desnudar las dinámicas ocultas del poder cuando el ego se disfraza de vocación. Porque hay terapeutas que se sienten dioses, que no aceptan preguntas, que convierten la consulta en un altar propio. Y si tú alguna vez saliste de una sesión sintiéndote más confundido, más pequeño, más culpable de lo que entraste… no estás solo.
Este blog nace como una reflexión a partir del libro El Juego Mental del Terapeuta, un texto que no busca atacar la profesión, sino desnudar las dinámicas ocultas del poder cuando el ego se disfraza de vocación. Porque hay terapeutas que se sienten dioses, que no aceptan preguntas, que convierten la consulta en un altar propio. Y si tú alguna vez saliste de una sesión sintiéndote más confundido, más pequeño, más culpable de lo que entraste… no estás solo.
¿Qué es La Vitrina del Ego?
Es ese lugar simbólico donde algunos profesionales exhiben su currículum como si eso bastara para validar su trato hacia los demás. Es el escaparate donde brilla el “yo sé” y se apaga el “yo escucho”. Y el problema es que muchas personas, por respeto o por miedo, se quedan calladas. Pero hay algo que no se puede encerrar en una vitrina: tu voz.
El Juego Mental del Terapeuta no es solo un libro. Es una invitación a cuestionar, a informarte, a romper con ese encantamiento que te dice que si alguien tiene un título, entonces “sabe más que tú” incluso sobre tu propia vida. Porque ningún terapeuta, por brillante que sea, tiene derecho a minimizarte, infantilizarte o usarte para alimentar su ego.
Es ese lugar simbólico donde algunos profesionales exhiben su currículum como si eso bastara para validar su trato hacia los demás. Es el escaparate donde brilla el “yo sé” y se apaga el “yo escucho”. Y el problema es que muchas personas, por respeto o por miedo, se quedan calladas. Pero hay algo que no se puede encerrar en una vitrina: tu voz.
El Juego Mental del Terapeuta no es solo un libro. Es una invitación a cuestionar, a informarte, a romper con ese encantamiento que te dice que si alguien tiene un título, entonces “sabe más que tú” incluso sobre tu propia vida. Porque ningún terapeuta, por brillante que sea, tiene derecho a minimizarte, infantilizarte o usarte para alimentar su ego.
Este blog es un llamado a despertar
¿Qué deberías considerar como importante?
No el cargo. No el diploma. No la pose. Lo importante es cómo te sientes. Si puedes hablar con libertad. Si te sientes escuchado. Si hay un espacio real de cuidado, no un escenario decorado para la autoestima del terapeuta.
Este blog es un llamado a despertar. Porque solo con información y conciencia, podrás salir de vínculos donde te dijeron que estabas siendo ayudado… mientras te confundían, te invalidaban o te hacían dudar de ti.
No el cargo. No el diploma. No la pose. Lo importante es cómo te sientes. Si puedes hablar con libertad. Si te sientes escuchado. Si hay un espacio real de cuidado, no un escenario decorado para la autoestima del terapeuta.
Este blog es un llamado a despertar. Porque solo con información y conciencia, podrás salir de vínculos donde te dijeron que estabas siendo ayudado… mientras te confundían, te invalidaban o te hacían dudar de ti.
Lectura recomendada:
El Juego Mental del Terapeuta: cuando la terapia se convierte en control Un libro necesario para quienes quieren recuperar su voz, su autonomía y su capacidad de discernir. Porque sí: hay terapias sanadoras… pero también hay terapias que desgastan. Y mereces saber la diferencia.
El Juego Mental del Terapeuta: cuando la terapia se convierte en control Un libro necesario para quienes quieren recuperar su voz, su autonomía y su capacidad de discernir. Porque sí: hay terapias sanadoras… pero también hay terapias que desgastan. Y mereces saber la diferencia.
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